lunes, septiembre 29, 2008

Cumpleaños

Abres los ojos un día más, se cumple un año más de existencia, y eso lo hace especial. Toda la jornada en la exaltación de tu persona, esperando que el mundo recuerde un número entre trecientos sesenta y cinco.

El regocijo del nacimiento, a medida que se acumulan las horas, encuentra el ocaso en la angustia de la indiferencia, del olvido… Una y otra boca dijeron feliz cumpleaños al pasar, nadie aún planea una fiesta sorpresa, se suman velas y cada vez son menos los que entonan la melodía previa al soplido. Cada regalo evidencia que nadie sabe lo que quieres; sonríes por cortesía y por la cómica imagen que tienen de ti… ¿será que ni los que se molestaron en asistir a tu celebración te conocen?

Empieza la cuenta regresiva de tu día especial, que sólo podía serlo si los demás se proponían hacértelo tal, y tu felicidad, como en calidad de recién nacido, depende de las atenciones de terceros: el cumpleaños no es un festejo, es una prueba de fuego a la amistad, al cariño.

Mañana también abrirás los ojos, y entonces, que ese amanecer sea especial, sólo dependerá de ti.

sábado, septiembre 13, 2008

Un par de audífonos

Bocas moviéndose sin emitir sonido y cabezas asintiéndole a la nada rítmicamente, todos escapando de la cacofonía de la ciudad -o de sus pensamientos- para reemplazarla por reguetón, una canción romántica o el Rumpy.

Dedos en el pasamano siguen una música para los espectadores imaginada: ¿síntoma de locura o consecuencia inevitable del avance tecnológico?

En los oídos de Santiago un par de audífonos y, en la imaginación, el videoclip que puede ser la vida, el vocalista en el que te puede convertir un mp3.

Todos los santiaguinos cantan y bailan, pero sólo para sí mismos y en silencio.