El escape anhelado por todos fue mío, en dos horas de distacia de la ciudad, aire puro e inexistencia de rutina; pero yo te extrañé.
Extrañé despertar a tu lado, como nunca lo he hecho. Extrañé nuestra casa que aún no tenemos. Extrañé cuidarte como el marido que no has sido. ¡Te extrañaron tanto los hijos que no hemos tenido! Te extraña mi vida cuando se aleja a kilómetros de nuestro futuro juntos... La playa un maldito cuadro bien pintado carente de las paredes que lo sostengan; inútil decoración de una ceremonia que por exceso de juventud no se realiza. La rutina un maravilloso sueño, ¿qué descanso más puro que el aire exhalado en tu suspiro al final de la jornada, llegando del trabajo que aún no consigues como el profesional titulado que todavía no eres?
Ya mañana vuelvo a la ciudad y se me hace más hermosa que el mar, pues te alberga en sus olas de gente donde cada uno es un grano de arena. Yo seré un grano de arena más, y tú conmigo, pero nos extraña tanto la playa que conformaremos en el futuro, que el me voy despidiendo de este descanso y cambio el beso de la brisa marina por el que imagino en tu boca mientras se gastan las dos horas.