Princesita hermosamente triste, de sonrisa eterna, de mirada disfrazada de altiva, por favor, descansa. Descansa del encantamiento de ser siempre perfecta, de estar siempre bien, no fue una pesadilla, dragones endemoniados te desgarraron por dentro, y aunque ya se hayan apagado sus fuegos, la herida, que no modificó la belleza de tu cuerpo, sigue quemando tus sueños.
Princesita hermosamente triste, regálate los diamantes líquidos de esos ojos que pretenden olvidar lo que vieron, deja que broten, brillarán en tu rostro con deslumbrantes destellos, con una sonrisa de verdad, romperán el hechizo y tu condena a la perfección. Regálate los diamantes y viértelos majestuosos en tu vientre, de donde nacerán ángeles alados, no serás perfecta, pero serás feliz, princesita hermosamente triste, serás sólo hermosa, porque el único fuego que prevalecerá es la calidez de un amor sincero del principito al que le confesaste la falsedad de tu mirada altiva, la muerte de tu risa… al que te permitiste amar.
¡Y que el rey y la reina lo sepan! Enviarán raudos unicornios morados que volarán a rescatar tu pena, reina serán algún día, tan bella, y el reino entero preferiría que fueras una pordiosera, venderían el castillo y sus siervos para conseguir tu felicidad a cualquier precio, por eso, princesita hermosamente triste, descansa, no temas dormirte en tu lecho, que los principitos sinceros despiertan a las princesas con un beso de amor eterno.
Princesita hermosamente triste, regálate los diamantes líquidos de esos ojos que pretenden olvidar lo que vieron, deja que broten, brillarán en tu rostro con deslumbrantes destellos, con una sonrisa de verdad, romperán el hechizo y tu condena a la perfección. Regálate los diamantes y viértelos majestuosos en tu vientre, de donde nacerán ángeles alados, no serás perfecta, pero serás feliz, princesita hermosamente triste, serás sólo hermosa, porque el único fuego que prevalecerá es la calidez de un amor sincero del principito al que le confesaste la falsedad de tu mirada altiva, la muerte de tu risa… al que te permitiste amar.
¡Y que el rey y la reina lo sepan! Enviarán raudos unicornios morados que volarán a rescatar tu pena, reina serán algún día, tan bella, y el reino entero preferiría que fueras una pordiosera, venderían el castillo y sus siervos para conseguir tu felicidad a cualquier precio, por eso, princesita hermosamente triste, descansa, no temas dormirte en tu lecho, que los principitos sinceros despiertan a las princesas con un beso de amor eterno.