Anoche un alma parecida a la mía me recordó algo que hace tiempo había
aprendido, algo que por dolor dejé de hacer, y que transforma la mera
existencia en vida: tener un amante. ¡Hay que buscarse un amante! #JorgeBucay
no podría haberlo dicho mejor, más claro...
Recuerdo un tiempo, que parece tan lejano, en que yo tenía muchos
amantes, y mis amigas me preguntaban de dónde sacaba tiempo para salir con
todos. Recuerdo que vivía cansada, pero era un cansancio del bueno, de ese que
te hace sonreír y levantarte entusiasmada porque hoy tendría un encuentro con
uno o varios de mis amantes. Dormía poco, sonreía mucho, y pocas veces me he
sentido más viva.
Últimamente he sido infiel, he estado cansada y triste, pero de ese cansancio
que no se pasa descansando, por más fines de semana que me permito pasar en
cama viendo Netflix no abandona mi cuerpo, y el dolor se asienta como un peso
titánico, colosal. Y entonces, me miro al espejo y recién recuerdo aterrada que
soy joven aún, ¿cómo sobreviviré si a mis 28 años siento que hubiese vivido
100, cómo seguiré adelante si estoy tan, tan cansada? Ahorro toda la energía
que puedo para levantarme de lunes a viernes e ir a trabajar, los findes de
semana salgo sólo si es el cumpleaños de alguien muy importante, un matrimonio
o una despedida, a veces, ni siquiera así. Salgo a comprar para que tengamos
todo lo necesario en nuestro búnker y seria todo. Por eso, me pregunto, si
ahorro tanta energía que antes utilizaba en mis amantes, ¿por qué sigo pobre,
menesterosa de ella?
Y gracias a un par de almas buenas, recordé lo que ya sabía, recordé que
la energía se genera en la medida en que se utiliza, y que la pasión de los
amantes es el mejor generador, ¡pura adrenalina!
Y yo les he sido infiel, a todos mis amantes los he abandonado, excepto
a uno que sólo puedo visitar una o dos veces al año: viajar. ¿Cómo pude
haberlos dejado? De puro cansada me alejé, pero los extraño a todos: la
literatura, el teatro, la guitarra y el canto, mi saxofón, la fotografia, el
deporte, Visionarios, hacer ayudantías,
organizar jornadas y eventos... Me cuesta creer que soy la misma Valeria que en el colegio era capitana de
volleyball, directora de una compañia de teatro donde escribía, dirigía y
actuaba las obras que presentábamos, participaba en el taller de debate, tocaba
saxofón en la banda del colegio y era presidenta de curso, manteniendo el
promedio más alto de la generación. La misma Valeria que en la universidad tomaba más ramos de los reglamentarios, hacía ayudantías
de liderazgo y de recursos humanos, participaba en el taller de teatro y en la
sociedad de debate, jugaba volleyball o iba al gimnasio, estaba en la directiva
de Visionarios y lideraba una organización
universitaria llamada Voz UAI.
Oh... tenía tantos amantes... Ningún hombre me ha hecho sentir más viva,
más plena, más segura y más enérgica que mis amantes. Porque los amantes no son
necesariamente personas, son pasiones, que te sumergen en el amor propio, el
amor más duradero.
Doy gracias a Katherine por
compartirme este texto de #JorgeBucay, por recordarme que no necesito más horas
de sueño para tener más energía, necesito más pasiones que me quiten el sueño
para darle sentido a mi vida.
¡Así que llámenme promiscua!, pero volveré a buscarme más de un amante,
empezando por la literatura, la guitarra y, en cuanto mi cuerpo se recupere, el
gimnasio.
http://www.leonismoargentino.com.ar/RefBuscarAmante.htm