domingo, julio 07, 2019

Hola, cómo estás


Honestamente, me da pereza otro hola cómo estás, bien y tú, bien también, cuéntame de ti… y todas las preguntas y respuestas para identificar rápidamente si tenemos alguna característica, condición, preferencia, gusto o rasgo que no estamos dispuestos a bancarnos o que simplemente no va en línea con lo que estamos buscando, para descartarnos de una vez y no perder el tiempo. Y descartamos tanto, que a veces me pregunto si vale la pena el tiempo.

Y entonces recuerdo que tú apareciste de un hola, cómo estás, y aunque ya desapareciste rompiendo mi corazón, todo, todo valió la pena, cada minuto de mi tiempo.

¡Qué ilusa yo! Pensé que el interrogatorio y la evaluación había terminado cuando me besaste y decidimos exclusividad. ¡Qué ingenua yo! No darme cuenta de que seguías averiguando si yo calzaba en lo que estabas buscando, y cuando, a los casi tres meses me descartaste para no perder más tu tiempo, me pilló por sorpresa.

Sigo sorprendida, la verdad. Sigo dolida, verás. Sigo esperándote, contra toda lógica. Y te extraño, a mi pesar.

Te extraño.

Extraño esos chiquillos que se conocían con asombro y una sonrisa en los labios, con ilusión y las manos temblando, con miedo y los ojos incrédulos de la reciprocidad a pesar de ir develando quiénes somos en realidad.

Y sé que no debería interrumpir tu proceso silencioso de darte cuenta de que en realidad me quieres y de que vas a volver, pero necesito gritarte que te extraño, que aún te deseo a mi lado, para jugarme ya mi última carta y reencauzar tu rumbo en caso de que, en realidad, me estés olvidando.

Y yo ya debería saber que mis palabras nunca han logrado cambiar las decisiones tomadas por los hombres, pero palabras es lo único que me queda por entregar, porque ya te he dado todo lo demás. Suena desesperado, lo sé, escucho la súplica en mi voz, y veo mi dignidad rodar por la escalera, pero en mi cabeza no se corona el orgullo, reina la consciencia tranquila de quien fue honesta y confesó su sentir por si aún quedaba alguna esperanza, por si te quedaba alguna duda, por si todavía albergaba un último respiro este amor, que al menos muere sin ese peso en el pecho mientras exhala triste, pero paz. Y ahora, que descanse en paz. Y tal vez, cuando ya haya descansado lo suficiente, se me pase la pereza y yo vuelva a intentar un nuevo hola, cómo estás.

No hay comentarios.: