Creo que lo que me ha tenido mal
genio todo el día es que en nuestra última conversación se evidenció que somos
distintos e incompatibles, y más aún que, a pesar de todo eso, de que ya es
claro que debería retomar mi camino y reanudar el rumbo por otros senderos, aún
me provocan curiosidad tus besos, aún quiero conocerlos y probar tu cuerpo, aún
quisiera averiguar cómo te enfrentarías a mi desnudez y experimentar cuánto
sincronizarían nuestros movimientos.
No tiene una puta lógica o
fundamento, pero ya te he fantaseado en mi piel, y me pregunto si lo has hecho
tú también… yo creo que sí, me excita pensar que sí, y juego a adivinar tus
reacciones y tu tacto, ¿serás expresivo o silencioso en el acto? ¿Serás sutil o
dominante en mis manos? ¡A la mierda la compatibilidad y la probabilidad! Yo
quiero conocerte igual. Yo quiero sentirte y que me sientas, y sólo entonces
decidir, si vale la pena el riesgo o si mejor salgo corriendo. Ahora dime, ¿te
atreves a intentarlo? ¡Háblame! No te quedes callado. Sé que mientras no me
contactas, me evalúas, o te evalúas, pero no lo pienses tanto. Si se va a ir
todo a la mierda, ¿a quién le importa un carajo? No me cuides, no te cuides, y
simplemente vamos, que intuyo la posibilidad de un orgasmo, no tiene que ser
perfecto, pero tienen que ser, admítelo, ya estamos en esto, y mientras ambos
tengamos el corazón entero, no se acaba el juego. Juguemos a que no importan
las consecuencias, aunque sea sólo por un momento, y confiésame lo que
realmente pasa por tu mente, lo que ansía tu pecho, lo que sienten tus piernas;
pero hazlo tú primero, no me dejes impacientarme y ser yo la que manda al
diablo la falsa apariencia de que esto es una sana e inocente amistad, sin más expectativas
que cruzar algunas palabras y acompañar algunos silencios, cuando sé que
quieres más que eso.
Me quieres a mí, quieres mi aliento, quieres hacerme gemir
sólo con el roce de tus dedos, quieres el aire que me falta cuando me acerco a
tu boca y en vez de besarme te alejas un poco sólo para contemplarme mientras
te deseo. Me quieres a mí, o te quieres a ti orquestando el temblor y la duda,
siendo el juez que dictamina si seguimos o nos detenemos, si esto es sólo un
capricho vano o un inconfesable anhelo, algo que vale la pena vivir o morir en
el intento. No es para tanto, ¿no fuiste tú el que dijo que no estábamos
haciendo nada malo? No estamos haciendo nada bueno tampoco si te sigues
demorando. Ven y tómame en tus brazos, quiero conocer su fuerza y calor, quiero
perderme en tu porte de hombre alto, quiero descubrirme mujer sobre ti o abajo,
quiero que estemos juntos aunque finalmente quedemos separados, porque no
quiero seguirte imaginando, seamos una realidad y una locura, seamos lo que sea
que tenga que ser, estoy dispuesta a pagar por el karma también, pero que no me
cobre la duda de no saber.