viernes, agosto 10, 2007

Mechón de pelo

¿Y cómo ver la vida a través de un mechón de pelo? Trazos fragmentados, una película mal proyectada, interferencia… ¿Y cómo ver la vida sin ese mechón de pelo? La versión completa, ¡nitidez! Desnudez…Esta chasquilla molesta mis ojos, pica mi rostro, acalora mi piel, ofusca mi humor; no obstante, sería un acto suicida extirparla con tijeras frías, grandes, reflectantes, espejo malformador, juezas. Suicidio, operación kamikaze a una vida normal, sin velos, ¡pura realidad! Y mientras una gota cae en el vidrio empañado, esta chasquilla empaña mi enfrentamiento con el mundo… ¿Y por qué ha de ser un enfrentamiento? ¿Por qué hay una suposición intrínseca de enardecida batalla, por qué se asume la necesidad vital de armarse hasta los dientes con frenillos, hasta las orejas con aros, hasta los pies con tacos, hasta los cuellos con perfumes… hasta las frentes y ojos con mechones de pelo?

Y aquí estoy yo. Y ya no es una gota, sino dos, y el calor va evaporando la sustancia sobre el vidrio, veo un poco más, veo un poco mejor… Mas mi visión no afecta al vidrio, ni a lo que hay fuera de él, es un acto inválido, discapacitado… Al menos no suicida. Nadie aprende a hablar si nunca ha escuchado las palabras de otros, las realidades de otros, y el vidrio me muestra cada vez más su realidad, son cientos de brillantes gotas las que tropiezan en su lento descender, y yo no hago nada, sólo escucho, queriendo aprender a hablar…

Tiembla un poco mi mano, preguntas trilladas de ser o no ser, seguridad o verdad, esta chasquilla es mi escudo, dicen que se ve bien, se parece a la de otras, pertenece a un grupo de características definidas, fácil, cómodo casi siempre; pero todos los escudos pesan, y hay medidas más severas que los kilos.

Mi mano tiembla, toca el vidrio, esparce la sustancia, despeja lo poco que aún quedaba invisible, veo más, veo mejor… Y mi mano ahora está mojada, es el costo, los huevos rotos, está mojada y me da frío… ¡Imagina el frío en la desnudez! ¡La vulnerabilidad en la desnudez! El mundo tendrá una ventaja sobre mí, sabrá de antemano mis puntos débiles, los ataques serán certeros, la competencia un chiste, el resultado una masacre… Pero el mundo al otro lado de ese vidrio empañado es el mismo que ahora se revela gracias a las gotitas acusadoras, ¡el mismo! Sólo unos minutos más viejo.

Sigue temblando mi mano, de frío, de miedo… y luego será de parkinson. ¿Qué tan vieja esperaré a ser para ver lo que es? Enfrentamiento o sosiego, alegría o pura mierda, ¡pero ver! Este mechón de pelo me hace miope, daltónica, ¡defectuosa! Un guerrero no gana batallas por la resistencia de su escudo, sino por la destreza de su mano empuñando la espada.

Mi mano temblaba, pero yo ahora quería usarla. Tomé el mechón de pelo y lo aprisioné tras mi oreja.

4 comentarios:

Kuhane dijo...

Siempre paso a visitarla, me parece tan genuino lo que escribe, cuidate y besos.

Anónimo dijo...

Hermoso, simplemente hermoso.

Más alla del contenido, me parecio algo armonioso, como que cada palabra me llevo a la otra.. y no pare de leer. Es una reflexión tan masiva, pero que vale la pena examinar y detenerse en ella..

Lo lindo, es que lo hiciste tú, con ese cuidado y sentimimiento tan tuyo.. que lo hace tan tuyo.

Te amo!

Munhti dijo...

Genial.

Aunque creo que los ojos hacen mucho con el mundo exterior, de partida son el punto desde donde el cerebro construye esa convención ilusa que llamamos mundo exterior, que se nos hace, incluso, insoportablemente exterior.

A veces mi mano tiembla de angustia.
Eso no es bueno según una gran mayoría de gentes. En general, me da lo mismo.

Nos leemos.
Adiós.

Munhti dijo...

¡Wow!...

Como que me impresionó tu comentario, como que me removió algunas cosas, vayamos al casino, apostemos todo, perdamos si es necesario, no tengo tantos rollos con perder. El miedo es a empezar a ganar porquerías, ganar cosas que poco me interesan por abusar de las herramientas, por no seguir fiel a mis deseos, deseos que poco se acercan a cualquier ideal.

Yo podría hacerte otra apuesta, quien se deja llevar demasiado por los medios, termina confundiéndolos con los fines, a menos que se muera cumpliendo el objetivo primario.

Tengo otra apuesta. Los deseos, los objetivos, son como dios, en muchos sentidos. Creo que alguna vez deberíamos conversar in extenso.

Cuídate. Un beso de abuelo.