Lo quiero tanto, y le temo tanto.
Tantas veces se ha cruzado en mi vida y aunque me consta que cada una de ellas ha sido un fracaso en que la respuesta obvia es el adiós, ¡la vida insiste!, y yo no puedo más que recibirlo con los brazos abiertos y el corazón desprotegido e ilusionado cada vez que él vuelve a volver… tal vez esta vez sí, ahora las cosas son distintas, esta vez funcionará, ahora sí que funcionará… sin embargo, él es el mismo, y yo, como una estúpida que no aprende de sus errores, siento lo mismo.
No, ya no siento lo mismo, esta vez el suspiro emocionado que brota cuando el aire toca su voz, se mezcla con escalofríos y un leve temblor, porque amo la boca que la emite mas, por instinto de supervivencia, ya no confío en las palabras que modula. Y me encantaría volver a escuchar mi nombre y un te quiero de esa boca que anhelo, pero aunque él lo repitiera mil veces, tal vez nunca terminaría de creerle, tal vez siempre esperaría aterrada el momento de una nueva desaparición, otro abandono.
Y yo estoy bien, estaba tranquila, incluso podría decir que relativamente cercana a la felicidad, en paz al menos… ¡pero él insiste!, ¡la vida insiste!, el destino me tiene de juguete, y otra vez la ilusión y la esperanza de la posibilidad, y la inminencia de la desilusión.
Tengo miedo, creí que él era una historia, una anécdota más de mi mala suerte, pero bastó que llamara a mi celular y nuevamente es presente. Y justo ahora, que ya ni me acordaba que lo amaba…
2 comentarios:
Aunque no lo creas siempre te leo.. después de esa noche, tampoco me acordaba..
los tambores del tiempo... suenan y suenan.
Sí te creo que siempre me lees.... lo que me pasa es que no entiendo por qué.
Me tranquiliza que escuches los tambores, me da miedo que la Estrella se haya equivocado...
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